¡Qué bello es vivir! es una película clásica, entre los clásicos del cine, dirigida por Frank Capra e interpretada por un magnífico James Stewart. La historia de la película está basada en una historia corta escrita en 1939 por Philip Van Doren Stern titulada The Greatest Gift. Y si el libro ya era un gran regalo, la película se ha convertido en otro gran regalo para todos.
A pesar de que el filme no tuvo demasiado éxito en su estreno, recaudó tanto dinero como costó, hoy día esto sería un fracaso, la película pasó a lo largo de los años a ser todo un clásico televisivo, sobretodo en fechas navideñas.
Todo ello gracias a un error de la Paramount, que olvidó renovar los derechos de autor de la película, y esto llevó a que todas las televisiones pudieran emitir tantas veces como quisieran el filme de Capra.
El resultado de ello lo tenemos a la vista hoy día. Se consagró como una de las mejores películas de la historia del cine.
Aunque como muchas veces sucedía, la película tuvo sus dificultades. Se trata de la primera película que James Stewart y Frank Capra rodaban tras su regreso de la Segunda Guerra mundial. Los dos participaron en la contienda, uno como piloto de un bombardero (Stewart) y el otro (Capra) como director de documentales.
Su regreso a Hollywood no fue fácil, ambos habían visto la guerra, y Capra no sabía si podría volver a dirigir una película tras cinco años de guerra. Stewart tenía dudas sobre si podría volver a actuar, había visto la guerra de verdad y creía que actuar era algo absurdo, comentaba ‘¿Qué es esto? Yo he visto qué es lo verdaderamente importante en la vida y no creo que sea esto’.
A pesar de ello, el actor Lionel Barrymore le convenció y Stewart decidió rodar. Se convirtió en George Bailey, un hombre que siempre deja de lado sus deseos para ayudar a los demás. Alguien que acepta lo que le llega, ya sea quedarse en su pueblo para ayudar a la familia dejando que su hermano vaya a la Guerra y termine condecorado, o aportando el dinero de su viaje de luna de miel para salvar a todos los habitantes de Bedford Falls de caer en las manos de Potter (Lionel Barrymore) a causa del crack de 1929.
Potter, el otro protagonista de la película, aquél malvado anciano que cree ser el mejor del pueblo, el menos necesitado. Cuando en realidad es el más solitario y quién necesita de alguien constantemente para que tire de su silla de ruedas. Un hombre con la concepción de la vida totalmente diferente a la de Bailey. Se trata de un personaje clave en el filme, todo empieza con él, con su negativa a ayudar a George en nochebuena a causa del extravío de dinero de su empresa. «vales más muerto que vivo» comenta Potter.
Así que George decide quitarse la vida para ayudar a la empresa familiar. Momento en el que igual que el la novela de Dickens, ‘Cuento de Navidad’, donde aparecen los tres espíritus de la navidad y nod muestran como puede cambiar una vida si alguien desaparece, aquí tenemos a un ángel, Clarence (Henry Travers) que para ganarse sus alas es enviado a ayudar al protagonista. Empieza entonces un flashback en el que vemos como sería la vida sin George Bailey.
Y es qué en palabras del actor y productor Jimmy Hawkins el mensaje de Qué bello es vivir es que «la vida de una persona afecta a muchas otras. Y que si uno desaparece deja un gran vacío».
Un filme que al poco de estrenarse fue una de las películas perseguidas por la conocida Caza de Brujas del senador McCarthy. El Comité de Actividades Anticamericanas miró con lupa el filme para comprobar si no se trataba de una película con propaganda comunista. Todo ello por tratar negativamente a los banqueros, algo que parece ser era común entre los comunistas…
Por si fuera poco, la productora de la película, Liberty Films, cerró tras producir ¡Qué bello es vivir!. Compuesta por Frank Capra, George Stevens y William Wyler, el alto coste de la película, 3 millones de dólares y su poca recaudación en taquilla que hemos comentado, hizo que esta fuera la primera y última peli que Liberty Films produjo. Toda una jarra de agua fría para este grupo de artistas.
Y como último par de curiosidades de esta obra maestra, saber que Capra empezó a pensar en realizar la película cuando recibió una postal navideña de Philip Van Doren Stern, en ella el escritor introducía su pequeño relato ‘The Greatest Gift’. El germen de lo que posteriormente sería el filme de Capra protagonizado por Stewart. Un regalo particular que pasó a ser un regalo para todos.
Una película que se rodó íntegramente en el interior de unos estudios. 12 mil metros cuadrados construidos como una ciudad de verdad en los estudios Encino Ranch de Los Angeles. Y en los que curiosamente la casa en la que finalmente viven George Bailey y Mary (Donna Reed) es la misma mansión utilizada por Orson Wells en El Cuarto Mandamiento. Por aquello de la reutilización de escenarios.
En definitiva, todo un clásico eterno para disfrutar, que pocos elogios recibió en su momento. Y que en su edición de 70º aniversario se permitió colorear la película, algo de lo que James Stewart estaba totalmente en desacuerdo.
Pero para la película de Capra no pasan los años, sigue siendo tan bonita y emotiva como siempre.