Hablar de “Vértigo”, película dirigida por Alfred Hitchcock en 1958, es hablar de una de las mejores películas de la historia del cine.
Empezando por esa maravilla que son los títulos de crédito obra de Saul Bass, donde con la ayuda de la partitura de Bernard Hermann, vemos los ojos de una mujer con una rara expresión, luego su boca, para de nuevo en los ojos perdernos en espirales, preparando al espectador sobre lo que el visionado de “Vértigo” va a ser.
Protagonizada por James Stewart y Kim Novak. Aquí la trama es lo de menos, la lógica de la historia, donde un inspector retirado tras un accidente en una persecución y la posterior muerte de un policía provocándole vértigo y agorafobia es llamado por un antiguo amigo para investigar la vida de la mujer de éste último, una extraña fémina al parecer con tendencias suicidas. Poco a poco John Ferguson (Stewart) se irá obsesionando con la figura de la extraña Madeleine (Novak) y tras salvarla de la muerte en la bahía de San Francisco se enamorará perdidamente de ella. De ella o de lo que ella representa. Porque apenas sabemos nada de Madeleine, sabemos que cree ser otra persona, que no recuerda ir a los sitios que va, y que alguien de algún modo la empuja a la muerte una y otra vez. Vemos lo que John ve, y somos cómplices como un hombre normal, aburrido, con una vida simple, puede aspirar al amor que siempre soñó y cambiar su existencia de un modo radical. Sin embargo, un día no puede evitar el suicidio de Madeleine en un campanario, ya que al sufrir vértigo no puede subir las escaleras con la rapidez suficiente para lograr su salvación. Escuchamos un grito y luego vemos su cadáver ya sin vida.
La película cambia a partir de este momento, ya que John agudiza su sensación de culpa y vértigo por la muerte de su amor, y su existencia se reduce a buscar mujeres que se parezcan a Madeleine, hasta encontrar un día a Judy, una joven que le recuerda a su antigua amante. Poco a poco irá conociéndola, y la irá moldeando a la figura de Madeleine, sin saber que ella en realidad es la mujer que amaba, y que participó en la muerte de la mujer de su antiguo amigo, la verdadera Madeleine, haciéndose pasar por ella, con el desenlace del asesinato en el campanario junto al amigo que le propuso seguir e investigar a su mujer. Necesitaban un testigo del suicidio para poder testificar y confirmar toda la historia contada. Lo que no contaba Judy/Madeleine era con enamorarse durante su papel de John. Así que ahora los roles se han cambiado, es ella la que está perdidamente enamorada de John, y es John el que busca a Madeleine en Judy, haciéndola vestir como ella, peinarse como ella, y tener el pelo del mismo color de ella. Una obsesión enfermiza que no descansará hasta ver a Madeleine en Judy. La película se cierra con la muerte de Judy en el mismo campanario al darse cuenta John que Judy no es Judy por un colgante en el cuello que era propiedad de Madeleine. Y con la muerte de ella, el vértigo desaparece al poder subir las escaleras y quitarse el sentimiento de culpa que John tenía tras la muerte de Madeleine. Ya no está enfermo, pero a cambio nunca tendrá el amor.
Vuelvo a decir que aquí la trama es lo de menos, si uno se fija un poco, puede darse cuenta que la historia es imposible, que había mil formas de matar a Madeleine, que muchas cosas no pueden ser, pero no importa, es una excusa para que como gran creador que es Hitchcock muestre lo que quiere mostrar; sus obsesiones, el amor, la muerte, amoldar a las personas que queremos a nosotros, la figura de la vida aburrida con una mujer que puede hacer el papel también de madre (aquí en el papel de su amiga, interpretado por Barbara Bel Geddes) como le pasaba al propio Hitchcock con su mujer Alma Reville, y la figura inalcanzable de la mujer perfecta y misteriosa que le dé otro sentido a la vida. “Vértigo” está llena de detalles dignos de analizar, con una música que es historia del cine, y que tras su visionado se reproduce en tu cabeza una y otra vez obra de Bernard Hermann. Con escenas oníricas como la del cementerio, sin diálogos como los 15 minutos en los que él la sigue con su coche y podemos ver lo que hace y cómo lo vemos con los ojos del protagonista. “Vértigo” es cine, es magia, es algo inmortal, que será visto una y mil veces y siempre podrás ver algo nuevo en ella. “Vértigo” es un sueño de un hombre adelantado a su tiempo, y los sueños son necesarios para vivir…
Lo mejor: La pareja protagonista, la música, la ambientación, la fuerza que ejerce para atraparte y hacerte pensar en ella. El bosque, el cementerio, los avances pioneros técnicos de la época…
Lo peor: Para un ojo no entrenado puede ser tediosa, vacía e incluso aburrida.
ROBERTO VILLODRES
Tráiler de Vértigo
Título: Vértigo – Vértigo (De entre los muertos)
Título original: Vertigo
Director: Alfred Hitchcock
Guión: Alec Coppel, Samuel Taylor (Novela: Pierre Boileau, Thomas Narcejac)
Música: Bernard Herrmann
Fotografía: Robert Burks
Reparto: James Stewart, Kim Novak, Henry Jones, Barbara Bel Geddes, Tom Helmore, Raymond Bailey, Ellen Corby, Lee Patrick
Productora: Paramount Pictures
Año: 1958
Duración: 120 min.
País: Estados Unidos